Presentado el libro «La escuela en blanco y negro. Altura 1900-1970»

Presentado el libro «La escuela en blanco y negro. Altura 1900-1970»

Decía Emilio Lledo que un maestro no es aquel que explica, con mayor o menor claridad, conceptos estereotipados que siempre se podrán conocer mejor en un buen manual. Un maestro, una maestra, son aquellos que transmiten diariamente, dentro y fuera del aula, una parte de sí mismos, de su personalidad intelectual, de su concepción del mundo y de la ciencia. Ser maestro quiere decir abrir caminos a sus alumnos, facilitarles instrumentos que les permitan ser autónomos, que puedan construir una visión crítica del mundo, … Pero sobre todo, ser maestro significa transmitir pasión, entusiasmo por el conocimiento, por entender la vida.

José Manuel López Blay siempre fue maestro, desde antes incluso de entrar en la escuela, cuando todavía no levantaba más de dos palmos del suelo. Y un día se vio perfectamente reflejado en Don Gregorio, el maestro de La lengua de las mariposas. ¡Y quién dedicado con pasión a esta profesión no lo estaría! Con su mensaje, el de Don Gregorio, se despidió José Manuel de las aulas del Cueva Santa hace unos años: si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en España, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad, nadie les podrá robar ese tesoro. Con la actitud de Don Gregorio se pertrecha José Manuel todos los días contra los vientos ponzoñosos que últimamente azotan a la escuela pública, intentando derribar sus valores más puros, los de igualdad y tolerancia, los de justicia social. Y como no, José Manuel ha marcado de forma indeleble con las palabras de Don Gregorio el prefacio de su último libro: en los libros podemos refugiar nuestros sueños para que no se mueran de frío.

Este último libro de José Manuel, titulado La escuela en blanco y negro. Altura 1900/1970, se dio a conocer al público el pasado 22 de mayo en Altura, su pueblo, su otra gran pasión. La tarde se presentó desapacible, pero el viento gélido no pudo con el calor transmitido por los allí conjurados. Hablaron dos maestros, en toda la extensión y grandeza del término.

Primero tomó la palabra Alejandro Mayordomo, catedrático de Historia de la Educación y guía constante de José Manuel en el mundo de la investigación educativa. Alejandro valoró las distintas virtudes del libro que se presentaba, pero quiso enfatizar una en particular: la obra no es una mera historia local, en la que no existe interés por traspasar los límites del municipio estudiado, ni de engarzar el tema de investigación con referencias más globales. Todo lo contrario, el libro de José Manuel representa una obra de investigación local en el mejor sentido de la expresión, aquel que contribuye desde el conocimiento de un espacio básico a la comprensión de problemas generales. Como dirían los seguidores de la Microhistoria, la obra de José Manuel formula preguntas a objetos reducidos de tal forma que esos objetos menudos, lejanos y aparentemente insignificantes cobran una dimensión universal.

A continuación intervino José Manuel. Sus palabras y su actitud transmitían una enorme satisfacción, no era para menos. Como él ha afirmado, en el libro presentado se recopila prácticamente toda su producción sobre la historia de la escuela. José Manuel desplegó su intervención siguiendo los cinco capítulos que componen el libro: Los espacios de la escuela, que documenta el proceso de construcción del grupo escolar Virgen de Gracia, inaugurado el 20 de mayo de 1960; La escuela depurada, que da cuenta del proceso de depuración del magisterio de Altura durante el primer franquismo; La escuela participada, que recoge la crónica de los órganos de participación escolar; Escrituras vigiladas, que investiga sobre cuadernos escolares y control ideológico; y los Rostros de la escuela, donde aparece, contextualizado y clasificado en apartados, parte del fondo fotográfico del Museo de la Memoria relacionado con la escuela.

El libro La escuela en blanco y negro. Altura 1900-1970 puede adquirirse en los establecimientos de Regalandia y La Palmera, ambos ubicados en Altura.

 

Vicente Gómez

[La fotografía es de José Plasencia]