El Alto Palancia

Introducción

El valle del Palancia se define físicamente como la cuenca hidrográfica de un río de corto recorrido, con límites bastante rectilíneos y precisos, lo que le confiere una notable unidad y lo individualiza con claridad de las zonas limítrofes.

Pero la evolución histórica rompió la unidad física del valle. La conquista y repoblación cristiana creó una frontera entre los habitantes del alto y medio valle, de lengua castellana, y los del bajo valle, de lengua valenciana. Divergencia que se acentuaría con la expulsión de los moriscos en 1609. Esta diferenciación también se explica por la existencia de dos áreas de influencia muy marcadas, al menos hasta mediados del siglo XX, las ciudades de Segorbe y Sagunto.

Relieve

La comarca marca la transición desde los contrafuertes montañosos del Sistema Ibérico a la llanura litoral. Su relieve está definido por tres grandes características:

  • Es un pasillo que sirve de camino de penetración del litoral al interior, en ocasiones estrecho, pero con ensanchamientos locales (llanuras interiores) donde se concentra la actividad humana.
  • La disposición predominante, siguiendo las estribaciones del Sistema Ibérico, es NE-SW.
  • Sufre un fuerte escalonamiento en su perfil, cuyas zonas con menores desniveles coinciden con los ensanchamientos.

Clima

El clima de la comarca es mediterráneo, con lluvias escasas y estacionales, básicamente en el otoño, y veranos calurosos.

No obstante, deben tenerse en cuenta diversos factores que provocan importantes diferencias:

  • El escalonamiento altitudinal sobre la temperatura media anual. Así pasamos de los 16º de Sot de Ferrer (234 mts.) a los 11,4º de Pina de Montalgrao (1.032 mts.).
  • La continentalidad sobre la amplitud térmica. Desde los 14,9º de Sot de Ferrer (9,2º enero, 24,1º agosto) a los 17,2º de El Toro (3,9º enero, 21,1º agosto).
  • La altitud y la orientación orográfica sobre las precipitaciones. Desde los 441 mm anuales en Segorbe, Geldo y Sot, a los 522 mm de Pina.

Hidrografía

El río Palancia tiene una longitud de 85 Km, desde su nacimiento en las estribaciones de la sierra de El Toro (1.200 mts.) hasta Canet.

En su nacimiento la orografía es muy agreste, con fuertes pendientes, en la que tanto él mismo como sus afluentes de cabecera discurren muy encajonados. En esta zona el río es alimentado por numerosas fuentes y barrancos que le aportan un caudal continuo.

A partir de Bejís, el río atraviesa una zona muy permeable, perdiendo parte de su caudal. Para evitarlo, en 1968 se llevaron a cabo las obras de canalización del tramo comprendido entre Teresa y Jérica, básicamente el Canal Teresa-Viver.

En esta parte, el río presenta formaciones de terrazas constituidas por materiales cuaternarios, que actualmente se encuentran sometidas a cultivos de regadío (se trata, en general, de cultivos a pequeña escala: huertas, frutales y cítricos).

Al llegar a Jérica, el valle se va abriendo y el río adopta su definitiva orientación hacia el Sureste.

Aguas abajo nos encontramos con el embalse del Regajo, construido entre los años 1951 y 1959.

Recibe las aguas de una cuenca de unos 450 km2, siendo la aportación media anual de unos 82 Hm3. La capacidad de embalse actual se sitúa en torno a los 6,60 Hm3.

Superado el Regajo, existe un tramo en el que se producen importantes surgencias, básicamente en Navajas y Segorbe.

Cerca de Segorbe se localiza un área de karst en la que destaca un polje de aprox. 2 kms de largo y 1,5 kms de ancho, conocido como Prado de las Lagunas, cuya disposición es paralela al río.

Al pasar Sot de Ferrer se encuentra la toma de la Acequia Mayor de Sagunto, discurriendo paralela al río hasta Petrés. A partir de esta población se dirige hacia Sagunto y la amplia zona regable existente.

Vegetación

El escalonamiento altitudinal y climático de la comarca favorece una vegetación muy diversificada.

En la zona más cercana a la costa se desarrolla el piso bioclimático termomediterráneo, en la actualidad muy degradado, ocupando hoy amplios espacios el matorral.

Los encinares han sido reemplazados por los pinares. El sotobosque está compuesto por coscoja, aliaga, romero, lentisco, brezo y jara.

La mayor parte de la comarca la ocupa el piso mesomediterráneo, donde predominaba la encina, aunque aquí también ha sido muy reducida por el pino. Quedan restos de encinares en Bejís y Viver.

También se desarrolla el alcornoque,  fundamentalmente en terrenos de rodeno del Espadán.

El sotobosque más típico está conformado por jarales y cantauesales.

En las zonas del altiplano nos encontramos con el piso supramediterráneo, donde se desarrollan los rebollares y los sabinares, entremezclándose con los pinos.